El verdadero peligro de ChatGPT es que nos haga perder capacidad de decisión en nuestra vida diaria

La adicción es un peligro mucho más residual, según el MIT

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Anabel Palomares

Editor

Hablando con mi sobrina hace poco, una jovencita radiante de 20 años, me comentaba que sus compañeros de universidad usaban ChatGPT para todo, desde traducir textos hasta buscar información. Ellos no son los únicos porque en Agosto de 2024, ChatGPT tenía 800 millones de usuarios mensuales y 200 millones a la semana. Cada vez hay más usuarios y las herramientas de IA están transformando la búsqueda porque ya no tenemos que “elegir” en qué enlace leer, sino que funcionan como motores de búsqueda que dan una respuesta precisa. Su uso es aún más fácil, más rápido y más eficaz. Y eso podría provocar también que fuera más peligroso.

La dopamina y ChatGPT. Si pensamos a nivel psicológico y científico, cuando satisfacemos nuestra curiosidad el cerebro libera dopamina, esa hormona que nos hace sentir tan bien. Esta liberación crea una retroalimentación positiva que provoca que repitamos la acción. Además, estudios de la Universidad de California aseguran que la retroalimentación instantánea activa las mismas vías de recompensa en el cerebro que se activan con recompensas tangibles como la comida o el reconocimiento social, así que usar ChatGPT puede resultar tan gratificante como comernos una hamburguesa. Podríamos decir que ChatGPT, a nivel neurocientífico, es un gran disparador de dopamina.

Pero ¿es suficiente para poder generarnos una adicción? Un estudio en Addictive Behaviors realizado por la Universidad de Valencia asegura que no. No existe “adicción a ChatGPT”. Investigadores del MIT y de OpenAI aseguran que sí, pero sobre el perfil de un usuario en concreto, “Las personas con mayor tendencia al apego en sus relaciones y quienes veían a la IA como un amigo integrado en su vida personal eran más propensas a experimentar efectos negativos por el uso de chatbots”. Aunque ChatGPT “no está diseñado para reemplazar ni imitar las relaciones humanas”, los investigadores explican que los "usuarios avanzados" están desarrollando cierta dependencia del chatbot llegando incluso a hablar de "indicadores de adicción que incluyen preocupación, síntomas de abstinencia, pérdida de control y modificación del estado de ánimo".

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Además, el uso diario prolongado se asoció con peores resultados, aunque las correlaciones no son causales, pero aseguran que “ofrecen perspectivas valiosas para futuras investigaciones sobre el bienestar de los usuarios”. Esa relación afectiva, que hace que la película ‘Her’ se nos venga a la cabeza una y otra vez, se está empezando a percibir más en países como China donde ya se está usando DeepSeek (otra herramienta de IA) para desahogarse emocionalmente, como si fuera un amigo que escucha.

El problema de adicción solo es de una minoría, el riesgo está en la dependencia. El estudio solo vio indicios de una posible adicción en una minoría realmente baja. El riesgo es que pueda producirse una dependencia de la herramienta. El Dr. Sham Singh, psiquiatra y científico cognitivo, autor de varios estudios sobre la interacción entre humanos e IA, revelaba en un estudio que “Las herramientas de IA pueden reducir drásticamente la carga cognitiva al realizar tareas rutinarias o complejas, lo que libera a los usuarios para actividades más desafiantes”, explicaba, pero aseguraba también que el 58,1 % de los usuarios reportaron una mayor dependencia de las herramientas de IA para la toma de decisiones. Eso es una dependencia, no una adicción y no todos los dependientes son adictos.

Otro problema añadido: la patologización de una tecnología. Volviendo al análisis que realizó la Universidad de Valencia, los investigadores sugieren que el uso frecuente de ChatGPT suele estar más “relacionado con la curiosidad, el aprendizaje o las estrategias de afrontamiento”, y afirman que “la investigación existente sobre el uso problemático de ChatGPT u otros bots de IA conversacional no proporciona evidencia científica sólida”. De lo que sí advierten es que “es necesario tener cuidado para evitar la (sobre)patologización, los tratamientos inadecuados o innecesarios y la regulación excesiva de herramientas que tienen muchos beneficios cuando se utilizan de manera consciente y regulada”.

Está claro que su uso ha aumentado y que su eficacia es cada vez mayor. Solo hay que ver el boom de las imágenes creadas por IA en versión Studio Ghibli que hizo que ChatGPT dispara sus cifras y que ha conseguido que se haga con la mayor ronda de financiaciñon de la historia. Según su fundador Sam Altman, el nuevo generador de imágenes ha sido un hito. “El lanzamiento de ChatGPT hace 26 meses fue uno de los momentos virales más locos que jamás haya visto, y añadimos un millón de usuarios en cinco días. Acabamos de añadir un millón en la última hora”. Cómo evolucionará y el efecto que tendrá sobre nosotros como sociedad y sobre nuestro bienestar, solo podremos saberlo cuando pase el tiempo.

Fotos | Xataka con ChatGPT, Black Mirror (Netflix)

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