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Lo de Évole

Eduard Fernández, confesiones de un adicto: "Consumes para no sufrir"

Eduard Fernández se prometió a sí mismo que si algún día contaba sus adicciones lo haría sólo con Jordi Évole en una entrevista seria y despojándose de "la vergüenza". Esa entrevista llegó anoche, 24 horas después de ganar el Goya al mejor actor y sin que el día de la entrevista él supiera que lo ganaría

Eduard Fernández
Eduard Fernández, anoche en Lo de Évole.ATRESMEDIA
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Hay que ser muy valiente para reconocer una adicción. Hay que ser muy valiente para reconocer que uno necesita ayuda. Hay que ser muy valiente para aceptarlo e ingresarse en un centro de rehabilitación. Hay que ser muy valiente para plantarse en un programa de televisión y mostrar al mundo que eres un adicto. Eduard Fernández sacó esa valentía con Jordi Évole. Era algo que tenía pensado, que si alguna vez contaba que fue adicto, que es un adicto recuperado, sería con Jordi Évole, "en una entrevista seria". Anoche, Eduard Fernández cumplió lo que se prometió a sí mismo.

Tal fue la valentía y la sinceridad del cuatro veces premiado con un Goya a mejor actor -la última hace sólo unas horas por su papel en Marco- que la primera vez que se sentó con Jordi Évole cumplió la promesa que hacía tiempo se había hecho a sí mismo. Nunca había hablado de ello. De hecho, sólo su entorno más cercano conocía que durante una de las peores etapas de su vida, Eduard Fernández es adicto. ¿Por qué contarlo ahora? "Porque hay mucha gente a la que le vendría muy bien verlo. Porque la depresión es una enfermedad, un adicto también es un enfermo y tiene que hacer un acto de humildad y pedir ayuda".

Decía Jordi Évole anoche en la tercera entrega de Lo de Évole que esta temporada con todos sus invitados -Lolita, Juan y Medio y Eduard Fernández- había terminado siempre hablando sobre la familia, especialmente sobre los padres. Realmente en esta temporada de Lo de Évole, la realidad es que quien se está sentado con él está demostrando una valentía muy difícil de encontrar en el ser humano, pero, sobre todo, muy difícil de encontrar en personajes públicos. Que un Eduard Fernández, uno de los mejores actores de nuestro país, se siente con Évole, eche un tronco de leña en la chimenea, prepare una tortilla y cuente sus adicciones es un riesgo que sólo el que está bien, sólo el que es consciente que "nada es para es tanto", sólo el que sabe que lo que va a decir puede ayudar a otros, puede hacerlo.

Eduard Fernández podría haber dado una entrevista y haber permanecido callado, como ha estado tantos años. Hubiera sido la misma magnífica entrevista, pero Eduard Fernández es consciente de que su relato, su historia puede ayudar a mucha gente. Era el momento de contarlo y lo contó. Y no fue de manera forzada, fue casi desde el principio, cuando ambos estaban en la cocina preparando una tortilla de patata y Eduard Fernández habló de su depresión: "Yo no sé hasta que punto en una época de mi vida pasé por depresión. Con 15 años solo quería dormir, me costaba levantarme y no sé si eso era depresión. Y de mayor pasé momentos muy tristes. Cuando estás mal y no te soportas a menudo buscas tus propias medicinas. Y yo bebía y luego bebía más, y luego tomaba otras cosas...".

El Eduard Fernández más desconocido

Sin embargo, no iba a ser ese momento entre patata, cebolla y pimiento cuando Eduard Fernández iba a explicar ese pozo en el cayó hace ya años. Esperarían, con calma, tanto él como Jordi Évole. Hablarían de la posibilidad de llevarse el Goya al mejor actor por su interpretación de Marco -cuando se grabó este Lo de Évole todavía no habían sido los Goya y Eduard Fernández sólo estaba nominado-; hablarían de cómo un actor hace el papelón de su vida cuando no se lo lleva y le enfoca la cámara; hablarían de que sí, de que éste es "el año de Eduard Fernández" y que ahora "no tengo el síndrome del impostor".

Jugarían al parchís, todo muy costumbrista, muy bucólico, muy de personaje de película que se aísla en la montaña para encontrarse a sí mismo. Eduard Fernández se encontró hace tiempo. A sus 60 años reconoce que está en su mejor momento, que ahora da importancia a lo que es importante y que ya no tiene necesidad de vivir actuando para mostrar a una persona que no es: "Para qué voy a estar actuando ahora. Por un lado para qué, ¿para parecer otro, para que no me vean, para dar una mejor imagen de mi mismo? Por otro, yo ya no tengo nada que esconder. A mí edad es lo que hay. Antes tenía mucha vergüenza de mi.Es lo que hay y una vez lo haces no está tan mal".

Pero para llegar a este punto, Eduard Fernández tuvo que pasar las de Caín, tuvo que verse en la oscuridad y tuvo que pedir ayuda o, más bien, en su caso aceptarla. Fíjate si la entrevista de Eduard Fernández anoche en Lo de Évole es importante que nada más terminar fue el propio Jordi Évole el que escribió un tuit con lo siguiente: Este programa puede ser útil. Si estás viendo a Eduard Fernández y te estás sintiendo identificado, pide ayuda. Gracias Eduard".

Eduard Fernández tuvo una buena infancia, tiene una buena familia, se lleva bien con sus hermanos, adora a su madre, adora a su hija Greta, tiene el trabajo que le gusta, es uno de los actores más valorados, pero ha llorado mucho, "muchísimo"... Cayó en la adicción.

"Con todos los invitados de esta temporada acabo hablando mucho de los padres", abrió Jordi Évole el melón. "Lolita explicó que ella en la época en la que su hermano estaba muy enganchado que ella desarrolló una especial habilidad para detectar la mentira. Y lo decía de una manera... con recriminación, pero a la vez decía que es lo que había", explicó el presentador. "Los adictos mienten muy bien", sentenció Eduard Fernández para después reconocer que la muerte de Antonio Flores le tocó muy de cerca: "Por antonio he llorado mucho. Esa me dolió".

Las adicciones de Eduard Fernández

Y fue el recuerdo de Antonio Flores el que hizo clic. "La adicción es un tema muy estigmatizado. Ahora se habla de la depresión, que antes no se hablaba, pero de la adicción no se habla. Lo más importante de la adicción es que un día te des cuentas que necesitas ayuda. Y luego poco a poco que cojas conciencia de la enfermedad. Y todos los adictos están como en una centrifugadora y van dando vueltas. Para engañarse a sí mismo, miente y se miente", arrancó Eduard Fernández sentado en un sillón, con la chimenea encendida y con Évole dejando que fuera él el absoluto protagonista.

Eduard Fernández
Eduard Fernández, anoche en Lo de Évole.ATRESMEDIA

"Cuando estaba mal creía que no estaba a la altura de la gente. Me sentía cohibido, sentía que tenía algo que estaba tarado. Me tomaba cuatro chupitos y podía empezar a funcionar. Consumes para no sufrir. Es una cosa química. (...) Cuando empiezas a beber chupitos a las 12 de la mañana... La adicción da mucha vergüenza. Y tardas tiempo en ver qué tienes un problema. Y luego sufres mogollón", relató Eduard Fernández.

El actor consumía alcohol y a veces lo mezclaba con cocaína. "Consumía alcohol y lo mezclaba con coca. Otras, sólo alcohol. Yo iba llorando a lágrima viva por la calle. La gente que tienes cercana y te quiere es la que te dice 'Edu, no'". En su caso fue su pareja. "...fue mi chica. Y de una manera muy hermosa. Me dijo, "te quiero mucho, pero así no sé". Y cuando das espacio te das cuenta que tienes que asumir tus responsabilidades. Y me puse a buscar ayuda. Me ingresé tres meses en un centro. La adicción es una enfermedad muy jodida, pero tiene tratamiento: dejar de beber. Dejar de beber es lo fácil porque cuando lo dejas puedes empezar a verte".

Ahora no le avergüenza decirlo. Siempre debió ser así. La valentía de reconocer que consumía, la valentía de asumir la responsabilidad, la valentía de ingresarse y la valentía de salir. "El adicto no puede terminar de dejarlo, siempre tiene que apoyarse en eso para borrarse, para tapar. ¿Qué tapa? Eso es lo que se verá cuando se deje de consumir", aseguró Eduard Fernández.

¿Y qué tapaba Eduard Fernández? "Hay que pasar por lugares y cosas que son muy duras. Es deconstruirte para volver a construirte. Lo más difícil es quitar el personaje que llevas encima". Con lágrimas en los ojos, Eduard Fernández reconoció que se lo hizo pasar mal a la gente que quiere, a sus padres, a su hija... "Greta pensó que me había caído a los pies".

Ahora, Eduard Fernández no bebe ni una gota, pero reconoce que sigue viviendo bajo el estigma. "La terapia tiene que ser muy fuerte porque cuesta mucho con el paso de los años no recaer. Una de las peores formas es recaer sin ganas. Con la terapia aprendes a tener muchas compuertas para tener que abrirlas antes de llegar y volver a caer. Cuánto más se naturalice es mejor. La vida pasan muchas cosas y una de ellas es ésta. Bebo cero. Una de las cosas que aprendo con esto es a vivir más plano. Y lo que pensamos que es aburrido, buscarle la gracia. Y es un gusto", explicó.

"¿Te consideras un ex adicto?", le preguntó entonces Jordi Évole. "No, uno no es un ex adicto. Esto es para siempre. Por eso no bebo nunca". Y cómo sale uno: con terapia. "Todo lo mío que no me gusta fuera y nunca más. Tienes que aprender a soportar. Había sensaciones que me costaba mucho aguantar. Una angustia, una desazón y eso te lo quitabas con un consumo y cuando no consumes eso lo tienes que soportar". Duro, ¿eh?

Ahora, va a terapia de vez en cuando -Eduard Fernández es muy de terapia-. Ayuda a otros que están empezando a desintoxicarse y vive en paz. Ha aprendido a vivir en paz. "Nada es para tanto. Con la edad me está empezando a pasar que las cosas tienen su lugar. Como decía un gran filósofo, sólo se que no sé nada. Pues aquí estamos aprendiendo eso. Y aquí estamos...". No era necesario ni una palabra más. "Gracias Eduard".